LA VIDA ETERNA (parte 1 de 5)

¿Ser polvo es “vivir” para siempre? Para mi no. ¿El espíritu en otro lugar? Para mí, mi vida implica mi cuerpo. No creo en la vida después de la vida y a pesar de ello tengo esperanza, no creo en lo que pienso y aún así me aferro a mis pensamientos como si supiera con extraordinaria certeza que me conducirán a algo que quiero… y eso que no creo en el futuro.

¿Cómo unir la física, la biología y la filosofía en una ciencia perfecta? Una ciencia sin sesgo, que haga lo que debería hacer la ciencia: darnos las herramientas para comprender (hacer conciente) y manipular la verdad… la realidad.

No me interesan los profetas que me hablan del futuro, me llama más la atención la longeva ballena y el milenario hongo que viven centenares de años “acá y ahora”. Me interesa más el noticiario que veo en las mañanas que el último mensaje del papa… ¿se dan cuenta que desde que existe el hombre hay autoridades religiosas que dicen cosas que nos llevarán a ser mejor? Y el mundo sigue exactamente igual… y el que capta esos mensajes y efectivamente es mejor que el resto sufre exactamente el mismo destino que el más mediocre que los hombres: envejecer y morir.

Un virus mantiene su secuencia de ADN (su estructura física) eternamente a expensas del gasto de energía de otros seres; nosotros hacemos funcionar toda una civilización a expensas de la energía de un río, del sol, de la combustión de hidrocarburos, etc. Y sin embargo el riachuelo sigue en movimiento después de que lo explotamos… mientras nosotros envejecemos.

¿Cómo puede haber movimiento sin tiempo? Yo nado en un riachuelo a medida que pasan los segundo (a medida que envejezco), gastando energía en el braceo y de pronto me adelanta una rama que sólo flota (sin gastar energía ni deteriorar su estructura)… ¿qué está haciendo bien esa rama y que yo hago mal?